Asesinados con Valores Canayas N°1: John Moffat Johnston

Eran hombres tan reales como la fantasía de su juego y futbolistas fantásticos como la realidad de sus muertes.

Se libraron del soborno del cielo, sus corazones eran muy pesados para la pluma de Anubis. Murieron irreconciliados frente a su destino mortal porque vivieron agotando el campo de lo posible y el que hace esto, nunca se resigna ante la muerte.

Recuerdo a Adán Buenosayres y pienso que hubiera sido lindo que familiares y amigos, les hayan dejado llevar a pulso sus ataúdes para que atestiguaran la levedad de sus interiores, no habrían parecido los restos de tan solo unos hombres, sino unos sutiles poemas concluidos. También hubiera sido lindo que su gente querida les tirara sobre el cajón, terrones y flores mezclado de lágrimas, antes que llegaran las últimas paladas brutales de los sepultureros.

No bastaron las metáforas para endulzar el amargo trago de sus muertes. Ellos no tuvieron ninguna estética en su final y pareciera que se extinguieron por obra del azar, sin una buena razón, como si acabaran de nacer…

En 1913, John Moffat Johnston combatió por seis meses en las canchas rosarinas bajo banderas auriazules y en 1917 se tentó a izar la bandera negra e ir a cortar gargantas, uniéndose a la compañía 161 del Cuerpo de Ametralladoras del Ejército Británico,  perteneciente a la 54ta. división, durante el apogeo de la “Gran Guerra”. En medio de una noche nublada y brumosa, la “Tercera Batalla de Gaza” tuvo lugar del 1 al 2 de noviembre. John atacaba por las playas de arenas sangrientas, de lo luego sería Palestina, a las trincheras enemigas del ejército otomano, pero nunca imaginó que las fuerzas aliadas en su desesperación de victoria e impericia, arrasarían sin fijar bien el objetivo, arrebatándole la vida junto a todo su pelotón… 

Sus restos fueron enterrados en el Cementerio de Guerra, ubicado en el distrito de Tuffah de la ciudad de Gaza, zona recientemente bombardeada por los israelíes. Vaya uno a saber si John Moffat Johnston todavía «descansa en paz», de lo que sí podemos estar seguros es que un guerrero canaya tiene valores y estos dicen que las peleas no se dan solo cuando se va a ganar, se tienen que dar siempre sin apelaciones, dar la pelea y darla, además, de la mejor forma posible, de cara y valiente, y eso será siempre nuestra victoria aún en la derrota.

Por Mariano Frigini

Inspiraciones y Agradecimientos:

  • Germán Alarcón
  • Bernard Shaw
  • Albert Camus
  • Emil M. Cioran
  • Epicuro
  • Ernest Hemingway
  • Leopoldo Marechal
  • Onangur
  • H. L. Mencken
  • Juan José Millás
  • Franklin D. Roosevelt
  • Guillermo Moreno

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