Asesinados con Valores Canayas N° 2: Pablo Patricio Buszniez

Hay veces que la muerte sepulta las mayores grandezas en el abismo del olvido. Podrá también la muerte enfriar los cuerpos de los protagonistas de esas proezas pero nunca apagará el fuego de sus legados, si el protagonista profesaba valores Canayas. Porque estos jamás fueron fríos o tibios: Los Canayas como los genios, los Santos y los héroes, llegaron a conquistar cada partícula de sus Verdad, de su Virtud o Belleza, mediante un esfuerzo original y violento contra alguna rutina o prejuicio.

Segundo día de la primavera de 1966. Mohamed “El Turco” Bakkard, paseaba por el barrio El Saladillo, en la ciudad de Rosario, siempre armado con su revólver calibre 38 largo “La Guardia” y una bolsita con 20 o 30 balas. Por la tarde se fue a jugar a las cartas al bar de la reciente viuda Evangelina Salta de Colossentas, ubicado en Avda. Lucero 411 (bis), hoy Avda. Nuestra Sra. Del Rosario. Al final del juego fue atendido con unas bebidas por la hija de la propietaria de unos 15 años, la cual se negó a ser manoseada por éste. La recriminación del hecho no se hizo esperar por la madre y El Turco no dudó en sacar su revolver para callarle con un balazo en el tórax.

Buszniez, en ese momento, tal vez demoraba en tomar su café porque pensaba la vida junto a su compañera Irupé, que lo esperaba en casa con una hija en su vientre de ocho meses de embarazo. Pero una vez más el destino se empeñó en deshacer los prometedores 37 años del ex defensor auriazul, y como “al grito de orden”, de su ex técnico Ángel Fogel, en los entrenamientos del 55´, donde salía a ponerle el pecho a las arremetidas de sus compañeros goleadores como Roberto Appiciafuoco, Oscar Massei o Antonio Vilariño, acá también lo hizo cuando acudió a socorrer a la viuda que se desplomaba en sangre sobre el mostrador.

No sabremos sin antes de pararse de su silla, pensó sobre que “si había algo o nada” que lo esperaba después de la muerte, pero seguramente que ese acto de valentía hizo que parezca por lo menos una situación injusta. No conocemos alguna buena manera de encarar exitosamente y de frente a una bala, pero si había algo que le enseñaron los valores Canayas, es que solo había una buena manera de pararse.

Por Mariano Frigini

Inspiraciones y Agradecimientos:

  • Juan Pablo Besedniak
  • @angelerc1889
  • Irupé Peralta
  • Ariel R. Anillo
  • Diario Crónica de Rosario
  • Luis Español Bouché
  • José Ingenieros

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